domingo, 18 de diciembre de 2011

MANIFIESTO POÉTICO
LA POESÍA COMO INSTRUMENTO DE LA VERDAD


III
De la igualdad, la libertad y el totalitarismo.
Del compromiso político y el espíritu de los tiempos



20. La igualdad y la libertad no son hoy más que un invento, un consuelo de mentes estrechas. Es necesario conquistarlas, construirlas. Este ha sido el camino de Espartaco, Müntzer, Robespierre y de los mejores hijos de la patria proletaria, la senda de Babeuf, Marx, Engels, Lenin y Trotsky.

21. Libertad ¡Mito enajenante!

Te reemplazamos por las cadenas fortificantes de nuestro espíritu; la Militancia, el Arte y la Ciencia. Somos bueyes tirando una carga tan pesada que saca de su órbita a nuestros ojos y nos hace arrastrar la lengua. Pero seguimos adelante, siempre incansables, siempre indomables. Nuestra poesía se considera a sí misma un animal de tiro, una bestia de fuerza formidable al servicio del futuro proletario.

22. Igualdad ¡Bandera olvidada!

Tus colores azul y amarillo han sido manchados con sangre. Nosotros te tomamos, hacemos flamear tu estandarte y te recuperamos para nosotros. Hoy las banderas de la libertad son las de la Comuna, el Soviet triunfante y el Marxismo.

23. Nuestra poesía se tiñe de rojo. Es la voz estremecedora de todos nuestros mártires, verdaderos santos de la causa del odio de clases. Es el eco de cada uno de nuestros sacrificios. Es el recuerdo inmortal de la zaña de nuestros enemigos que clama en nosotros venganza.

24. Nuestra poesía, definitivamente, no es pluralista en ninguno de los sentidos del término; no busca la amplitud grosera ni el consenso cobarde y pusilánime. Al contrario, nuestra poesía es una poesía totalitaria, en su sentido correcto. Los versos de nuestro arte son inspirados por el fanatismo, sus motivos esenciales son la guerra de clases y el enfrentamiento.

25. Nuestra poesía solo concibe dos campos: el aliado y el enemigo. Todo lo demás carece de importancia y es para nosotros, en consecuencia, irrelevante. Hacemos nuestro el principio de armas de la antigua Roma: ¡O con nosotros, o contra nosotros! Los aspectos formales de nuestro arte y su expresión sintáctica deberán encontrarse en todo momento subordinados a este principio sagrado, el cual adquirirá un carácter de dogma.

26. Despreciamos la etiqueta empalagosa y grotesca del "arte por el arte", categoría universal de todo el arte inútil y cuya única utilidad práctica es en nuestros días la identificación de ineptos.

¿Artistas? ¡Basura! 
¡Banda de mercanchifles del pensamiento contemporáneo! ¡Traficantes de la cultura de la decadencia!

27. Sin pecar de libertinos, burgueses en su fase adolescente, somos amigos de la irreverencia. Vomitamos el traje de aquellos académicos bien pagos que nos "explican" el "fin de la historia" y la bancarrota de los “meta-relatos". Defecamos encima de sus “novísimos” manuales de filosofía, sarta "bien elaborada" de lugares comunes acerca de la "deconstrucción" de los sujetos. Somos anti-postmodernistas, miserable escolástica de las últimas décadas que alimenta a los cerdos.

28. Nuestro arte se inclina por una sensibilidad militante, partidaria. Su voz aspira a la música de "La Internacional", su palabra es amiga y pariente de la consigna política y el panfleto, verdadera poesía en estado embrionario que debe ser desarrollada por nosotros.

29. El compromiso de nuestra poesía es absoluto. Deseamos llevar hasta el límite la unidad entre creación artística y praxis. Nos empeñamos en romper, otra vez y para siempre, las fronteras que se han levantado entre el arte y la acción política.

30. Nuestra poesía es una rosa que se alimenta de la muerte.

¡Hija del desastre!
Florece entre la hecatombe de la Guerra y la Revolución, respira sangre.

Poesía maldita, hereje, no alcanzará su pleno desarrollo sino en su relación orgánica con la catástrofe (la lucha de clases es su mejor abono). Para despertar el fervor entusiasta de sus elementos primordiales, es precisa la organización colectiva, el despertar de las masas, la acción dirigente de los partidos y organizaciones obreras, la voluntad irrefrenable de la práctica marxista.

31. Somos poetas porque nuestra alma dialoga con la conciencia enloquecida de nuestra era. Nuestra voz posee el aliento venenoso de la locura. Somos tribunos del mundo que nos ha tocado vivir, el griterío infernal de la masacre y el asesinato.

32. La voz de nuestro arte es monstruosa como nuestra época. Se asemeja a una bestia hambrienta, perfecta en su psicosis al representar el contenido fundamental (apocalíptico) de los furores del presente: las crisis, guerras y revoluciones; es decir, los más poderosos objetos de representación artística de la era moderna.

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