domingo, 15 de enero de 2012


MANIFIESTO POÉTICO
LA POESÍA COMO INSTRUMENTO DE LA VERDAD


VII
De la revolución vanguardista y la poesía como encarnación de la divinidad.
De la música



65. En el ámbito de los criterios formales de la elaboración poética, comprendemos y valoramos los logros de la expansión vanguardista del lenguaje, la cual permitió a la literatura alcanzar nuevas cimas expresivas.

66. De la mano de su feroz crítica al anquilosamiento de las formas tradicionales, la “ruptura atonal“ del Dadá, expresión máxima de esta tendencia, puede entenderse así como un quiebre cuya repercusión fue la explosiva rebelión del significado en contra del significante y vice versa. Cacofonía fantástica a través de la cual la belleza conquistó una nueva frontera, su independencia de la forma. Revolución del Arte contra el Arte, se hizo pronto tan evidente que nunca más la innovación llegaría al sitial de canon sin verse ya, desde el instante mismo de su nacimiento, amenazada.

67. Bautismo de la poesía en la velocidad del lozano Siglo XX, alumno vigoroso de la temeridad y el “salto a lo imposible”.

¡Siglo XX, hermoso en tus abismos de innovación y peligro!
Siglo adolescente, siempre dispuesto a ser seducido por la catástrofe, encontrándote a cada paso en encrucijadas de muerte.
Contigo la poesía se puso a tono con el alma turbia de esta modernidad tardía y su maniatismo magnético, acompañando a partir de entonces la aparición del automóvil, el avión y el cinematógrafo.

68. Pero ya ha transcurrido un siglo de esta revolución, luz de neones incandescentes, y todavía hoy algunos imbéciles pretenden la innovación masticando clichés acerca del anti-arte y su versión doméstica: la anti-poesía, “novísimo” tradicionalismo.

¡Risible irreverencia! ¡Conveniente conservadurismo!
“Vanguardistas” de la compra-venta, que rinden culto como pingüinos a aquel urinario que ya cumplirá un siglo
¡No!
La verdad debe ser nuevamente escrita,
he ahí el espíritu de la “Fountain”.

69. Como en toda revolución, debemos reconocer que esta tuvo también sus exabruptos. Entre otros, su furibundo rechazo a la tradición, los museos, las obras del pasado. Otra de sus víctimas fue el adjetivo, asimilando su utilización “desmedida” al predominio de las formas “clásicas”.

70. Ahora bien, esta reflexión, difundida como criterio estético de la producción poética, no ha sido muchas veces más que una recomendación formal, siendo utilizada para la elaboración de meros slogans.

Nosotros discutimos sobre este aspecto desde un punto de vista diferente.

71. De acuerdo a nuestra concepción, la poesía se presenta, en su estado primario, al modo de una pulsión creativa que se encuentra en las profundidades de la mente humana, en aquel espacio en el cual residen las fallas tectónicas del inconsciente. Una “masa crítica” cuyas propiedades le impulsan constantemente hacia el exterior y que se revela al artista en el momento de la inspiración (semejante en muchos sentidos a la angustia), haciendo posible así su nacimiento lingüístico.

72. Según las capacidades propias de cada poeta, esta masa crítica podrá ser progresivamente transformada en una entidad superior (el poema), esto último mediante el desarrollo de un proceso de carácter técnico, portador de una naturaleza divina.

Humanidad, todo lo sagrado habita en tu pecho
En tu corazón resplandecen los templos de mil religiones.

¡Dioses del mundo!
¡Marionetas del capricho!
¡Monumentos del delirio!

Ha llegado la hora de obedecer nuestros designios,
ya que en nosotros reside el verbo de la creación y la vida.

73. El éxito de este proceso técnico, actuante al modo de una persiana entreabierta por entre la cual se cuelan los destellos de la creación misma (o el génesis), dependerá, como señalamos, de la experticia del poeta para descifrar la naturaleza última de aquella “masa primigenia”, llevando a cabo la reconfiguración de sus elementos caóticos (amorfos) en una estructura lógica expresada en el lenguaje. Según esto, puede asimilarse la actividad del poeta a la de un alfarero al momento de modelar la arcilla en su torno.

74. Pues bien, el eje articulador de esta estructura lógica (poema) es la música. El desafío del poeta (aquel pequeño dios como designara Huidobro) es entonces reconocer la música inmanente que reside en el interior de cada poema, descifrando y modulando las voces que habitan en su seno. Como es lógico suponer, sus instrumentos serán, cada cual con propiedades variables de acuerdo a las conexiones que presenten entre sí, las palabras. Desde aquí, la función del poeta es comparable, también, a la del director de una orquesta sinfónica, siendo esta última el alma.

75. El genio de este músico-artesano residirá, por lo tanto, en su capacidad de organizar y dar expresión plástica a estas voces, ubicándose para esto en el punto nodal, de encuentro, entre técnica, forma musical y espíritu. Como es común afirmar, y lo afirmamos nuevamente, es justamente la inspiración (ya sea al modo de una bendición de las musas o como una imprecación proferida por las mismas furias) la argamasa propia del proceso poético.

76. Mirado desde el ángulo de la ontología sagrada del poema, la inclusión más o menos profusa de adjetivos, la confección de nuevas palabras, la transgresión de leyes gramaticales, o el uso de cualquier otro recurso lingüístico, deben entenderse como alimentos de la musicalidad plena del verso. La combinación exitosa de estos recursos dependerá, de manera ideal, más que del cumplimiento de uno u otro criterio formal, de la aplicación creativa de las técnicas propias de las artes musicales en la arquitectura poética: entre otras, la armonía, el contrapunto, la orquestación.

Canones del arte y la creación
Os respetaremos y violaremos a nuestro antojo
¡Una y otra vez!,
buscando en cada uno sus más preciados tesoros.

77. El poema puede considerarse así como un sistema compuesto de estructurales musicales que poseen una ordenación particular y jerárquica. Estructuras musicales que han sido consustanciales al arte poético desde sus inicios, identificables ya sea en los hexámetros de Homero, los sonetos de Shakespeare o en el Zang Tumb Tumb futurista, y que hacen posible la articulación y combinación “satisfactoria” de las voces del alma. Armonía y melodía profundas, mejor o peor logradas, pero que constituyen la “sustancia” de la producción artística en tanto obra.

¡Armonía!
¡Ritmo!
¡Arquitectura!

Vestida de toga o escondida en los sonidos de los manicomios
Imposible escapar de ti, ya que eres el arte mismo
…pese al griterío de la vanguardia, la mejor y más fértil melodía del último tiempo.

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