viernes, 27 de enero de 2012


¡Guerra!


Estrófa:

¡Guerra!
Voz santa y perpetua
Palabra creadora,
anidas en nuestro pecho alimentándonos de una energía indómita

Madre de vencedores,
hoy el proletariado te invoca,
inscriben sus hijos en nuestra frente tu nombre horrendo

Antístrofa:

¡Te exhortamos!
¡Carnicera!
Nosotros a quiénes has aplastado siempre,
alimentando con tu furia la ambición del poderoso

A ti,
que amontonas nuestros cadáveres en montículos de gloria,
arriba de los cuales los héroes adquieren su fama

Epodo:

¡Joven proletario!
Recobra ya el ímpetu de tu brazo vigoroso
Empuña la lanza mostrando al enemigo tu sonrisa altiva

Ofrenda tu sangre en plegaria a lo alto
y lánzate dispuesto al exterminio y la conquista
¡Todos los muros habrán de caer rendidos a tu iracundia!

Estrófa:

¡Guerra!
Partera de Imperios
Prueba suprema de los pueblos con vocación de dominio,
muestra al mundo tu faz amenazante

¡Mito fundante!
Estigma de fuego que convoca a la sangre
y que la transforma en símbolo bendito de una contienda ya próxima

Antístrofa:

Tú que has servido la mesa de cerdos,
dejando en la nuestra nada más que la humillación y el desastre
¡Deja ya de complacerte con nuestro sacrificio!

Epodo:

¡Mujer del Trabajo!
Desatended ya mismo las labores del servicio
Más te valdría acometer en vanguardia,
 ya que no es digno de tu progenie atender a otros

¡Que ningún hombre más ose en fecundaros!
Desde ahora tu amo serán los brazos de tu único amante: el combate

¡Ocupa tu puesto!
Arremeted como jauría de perras rabiosas los flancos expuestos de nuestro enemigo
No olvides que sois las más aptas para la contienda
y que cumpliréis a cabalidad el trabajo de los carniceros

Estrófa:

¡Guerra!
Somos nosotros quienes ahora requerimos de tu aliento venenoso
Préstanos ya el auxilio de los frutos de tu cimiente vengadora,
los servicios de tu descendencia más altanera,
el terror, la fuga y la discordia

Antístrofa:

¡Perra!
Expía tus culpas
¡Se nos propicia!
Obedece con tu espada nuestra ambición arrolladora

Epodo:

¡Ancianos de nuestra clase!
Rehaced las filas y recobrad el aliento
Asid vuestros abollonados cascos y escudos
y alejad ya de vuestro ánimo aquella sombra que enturbia vuestro ánimo belicoso

¡Recordad tus hazañas, la gloria de los antiguos!
Alimentad con el dormido orgullo a los dioses de la nueva aurora

Con voces recias y certeras,
aconsejad con vuestra disciplina el brío de los más inexpertos,
fiados muchas veces a su bravura imprudente

Estrófa:

¡Guerra!
Voz santa y perpetua
Hoy el proletariado te invoca,
inscriben sus hijos en nuestra frente tu nombre horrendo

Antístrofa:

¡Te exhortamos!
¡Carnicera!
Nosotros a quiénes has aplastado siempre,
alimentando con tu furia la ambición del poderoso

Epodo:

¡Caudillos!
¿Qué hacéis ahí esperando inermes y pusilánimes?
Más bien parecéis amilanadas palomas,
que aquellos que tienen bajo su mando la dirección de todos nuestros esfuerzos

¡Redoblad la iniciativa!
¡Sed dignos de vuestras insignias de mando!
Organizad los vastos ejércitos que fluyen a vuestra influencia
y alentad a la tropa con cantos y arengas de devastación y ruina

¡Os seguiremos!
Pero tened en cuenta que si dudáis en demasía,
pasaremos también encima vuestro,
tal como pasa la manada de búfalos encima del animal desprevenido

Estrófa:

¡Guerra!
A ti,
que amontonas nuestros cadáveres en montículos de gloria,
arriba de los cuales los héroes adquieren su fama

Antístrofa:

Tú que has servido la mesa de cerdos,
dejando en la nuestra nada más que la humillación y el desastre
¡Deja ya de complacerte con nuestro sacrificio!

Epodo:

¡Se nos propicia!
Obedece con tu espada nuestra ambición arrolladora

Éxodo:

Sombras ancestrales de tiempos de barbarie
Increpaciones telúricas  que pronuncian tu nombre majestuoso
y que te convocan,
tal cual servidores de una religión llamada catástrofe,
llamándote,
una y otra vez,
al centro de esta epifanía de muerte

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